El pasado viernes, en el colegio Salesianos Atocha, se realizó una interesante... "cosa" llamada El reto de la nube (The Marshmallow Challenge en su idioma original), de la que yo fui parte. Al margen de mi derrota y teniendo en cuenta que me reí mucho con mi grupo, lo cierto es que me pareció una actividad de tutoría genial.
Procedencia de la imagen: link |
Si tienes tiempo para hacer una torre de estas características no creo que sea muy difícil, pero claro, hablamos de menos de veinte minutos que se acabaron pasando volando. Así que... bueno, se podría decir que la torre de mi grupo no fue precisamente alta (¿cuánto podía medir? ¿10 cm? ¿20 cm?). Pero, eh, que conseguimos hacer que la nube se mantuviera sin problemas y la torre hasta era desplazable (me sigue pareciendo trampa que la gente pegara los espaguetis a la mesa. Jum).
Intentando montar la torre... |
Sin embargo, y por esa misma razón, creo que lo hicimos fatal como equipo competivo, puesto que nos daba más bien igual la altura que tuviera nuestra torre. Pero al menos nos lo pasamos bien, y quedamos orgullosos de nuestra obra (pequeña y cutre, sí, pero era estable y era nuestra).
Después de eso nos hicieron reflexionar sobre tres puntos clave:
1)- Ensayo y error: Deberíamos haber ido probando diferentes métodos para mejorar la torre, no hacerlo todo de golpe y acabar fallando al final (es decir, que la torre no aguantara el peso de la nube).
Después de eso nos hicieron reflexionar sobre tres puntos clave:
1)- Ensayo y error: Deberíamos haber ido probando diferentes métodos para mejorar la torre, no hacerlo todo de golpe y acabar fallando al final (es decir, que la torre no aguantara el peso de la nube).
Aplicándolo a nuestra vida como estudiantes y parándonos a pensar, llegamos a la conclusión de que tenemos que ir progresando a lo largo del curso. Y, si nos equivocamos, sólo tenemos que probar otro método.
2)- Diversidad: Al parecer, según los estudios que se han hecho sobre este reto los equipos que más mejoraban eran los que tenían personas de distintas profesiones, dado que aportaban ciertas características que el resto de personas no tenía y con ello lograban aumentar el tamaño de la torre.
Más que eso, yo creo que lo importante es escuchar todas las ideas que pueda tener cualquier persona del grupo, ya que cada uno tiene su punto de vista y puede tener ideas muy interesantes que no se le habrían ocurrido a otra persona.
Sin embargo, también supongo que es perfectamente posible que cuanto más variado sea el grupo más ideas y puntos de vista se pueden obtener, y con ello mejorar el trabajo/la obra/la torre.
Mirad qué mona nuestra torre. Ay. |
Creo que esto es cierto hasta cierto punto. Hay dos maneras de ver el incentivo: como una presión que no te trae nada bueno, o como una motivación con la que puedes mejorar. Los equipos debieron verlo como una presión y por ello fallaron estrepitosamente, y yo creo que después sólo mejoraron por la experiencia en sí y no por el incentivo.
Así que yo creo que los incentivos son buenos, pero sólo cuando lo que hacen es animarte a mejorar y no meterte en la cabeza el pensamiento de «No puedo fallar».
En resumen, creo que El reto de la nube ha sido una fantástica actividad de Tutoría, que además de ser agradable de hacer es capaz de hacernos reflexionar y con la que podemos extraer más de una cosa que nos será útil en la etapa escolar que estamos cursando.
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