viernes, 4 de octubre de 2013

El reto de la nube: una divertida y "constructiva" actividad

El pasado viernes, en el colegio Salesianos Atocha, se realizó una interesante... "cosa" llamada El reto de la nube (The Marshmallow Challenge en su idioma original), de la que yo fui parte. Al margen de mi derrota y teniendo en cuenta que me reí mucho con mi grupo, lo cierto es que me pareció una actividad de tutoría genial.


Procedencia de la imagen: link
Para empezar, el reto empezaba así: divididos en grupos de cinco o seis personas, cada equipo tenía 20 espaguetis, cinta adhesiva y un rollo de hilo para construir la torre más alta posible en 18 minutos. La torre tenía que mantenerse estable por sí misma y, lo que es más importante, una nube de gominola debía mantenerse en la parte más alta (sin romper la torre, evidentemente).

Si tienes tiempo para hacer una torre de estas características no creo que sea muy difícil, pero claro, hablamos de menos de veinte minutos que se acabaron pasando volando. Así que... bueno, se podría decir que la torre de mi grupo no fue precisamente alta (¿cuánto podía medir? ¿10 cm? ¿20 cm?). Pero, eh, que conseguimos hacer que la nube se mantuviera sin problemas y la torre hasta era desplazable (me sigue pareciendo trampa que la gente pegara los espaguetis a la mesa. Jum).



Intentando montar la torre...
Creo que lo mejor que hicimos como grupo fue tomárnoslo un poco a broma. Sin sentirnos presionados por el tiempo no teníamos problema en escuchar las ideas de los demás, e íbamos probando con todo hasta que encontrábamos una manera de que la nube se mantuviera arriba. Así que se podría decir que estuvimos todo el rato de buen rollo y por eso me resultó tan entretenido y ameno.

Sin embargo, y por esa misma razón, creo que lo hicimos fatal como equipo competivo, puesto que nos daba más bien igual la altura que tuviera nuestra torre. Pero al menos nos lo pasamos bien, y quedamos orgullosos de nuestra obra (pequeña y cutre, sí, pero era estable y era nuestra).



Después de eso nos hicieron reflexionar sobre tres puntos clave:

1)- Ensayo y error: Deberíamos haber ido probando diferentes métodos para mejorar la torre, no hacerlo todo de golpe y acabar fallando al final (es decir, que la torre no aguantara el peso de la nube).
Aplicándolo a nuestra vida como estudiantes y parándonos a pensar, llegamos a la conclusión de que tenemos que ir progresando a lo largo del curso. Y, si nos equivocamos, sólo tenemos que probar otro método.

2)- Diversidad: Al parecer, según los estudios que se han hecho sobre este reto los equipos que más mejoraban eran los que tenían personas de distintas profesiones, dado que aportaban ciertas características que el resto de personas no tenía y con ello lograban aumentar el tamaño de la torre.
Más que eso, yo creo que lo importante es escuchar todas las ideas que pueda tener cualquier persona del grupo, ya que cada uno tiene su punto de vista y puede tener ideas muy interesantes que no se le habrían ocurrido a otra persona.

Sin embargo, también supongo que es perfectamente posible que cuanto más variado sea el grupo más ideas y puntos de vista se pueden obtener, y con ello mejorar el trabajo/la obra/la torre.

Mirad qué mona nuestra torre. Ay.
3)- Incentivos: Esto es más una experiencia que tuvieron los creadores de The Marshmallow Challenge que algo que nos haya sucedido a nosotros, pero por lo visto, cuando se ofreció un premio valorado en $10.000 ninguno de los grupos participantes consiguió hacer una torre estable. Con el tiempo, repitieron la prueba cobre esos mismos equipos, que mejoraron mucho respecto al resultado inicial y respecto al resultado con el incentivo.
Creo que esto es cierto hasta cierto punto. Hay dos maneras de ver el incentivo: como una presión que no te trae nada bueno, o como una motivación con la que puedes mejorar. Los equipos debieron verlo como una presión y por ello fallaron estrepitosamente, y yo creo que después sólo mejoraron por la experiencia en sí y no por el incentivo.

Así que yo creo que los incentivos son buenos, pero sólo cuando lo que hacen es animarte a mejorar y no meterte en la cabeza el pensamiento de «No puedo fallar».


En resumen, creo que El reto de la nube ha sido una fantástica actividad de Tutoría, que además de ser agradable de hacer es capaz de hacernos reflexionar y con la que podemos extraer más de una cosa que nos será útil en la etapa escolar que estamos cursando.



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